Tu dios es judío.
Tu coche es japonés.
Tu pizza es italiana.
Tu cuscús es argelino.
Tu democracia es griega.
Tu café es brasileño.
Tu reloj es suizo.
Tu camisa es india.
Tu radio es coreana.
Tus números son árabes.
Tu escritura es latina.
¿A quién llamas extranjero?
En estos últimos días de agosto me acompaña "El libro de los Abrazos" y cuando la circunstancia es propicia, me habla y me cuenta cosas. Así que lo abrí al tuntún y mis ojos se posan en el siguiente texto:
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos y rejodidos.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican la cultura, sino el folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
Basta por esta noche, no quiero hastiaros con mis obsesiones.
¡Buen sueño y mejor despertar!