No hace muchos días a mi “estimada” Indah le comentaba, con estupefacción y sorpresa, que tratando de buscar un antiguo texto, me había dado cuenta de la cantidad de escritos suyos que tengo desperdigados por mis rincones, a lo que respondió: “Me temo que he escrito demasiado :) o que tu no limpias bien los rincones :)))”
Así, que dulcemente herido, me he puesto a limpiar mis rincones, no para arrojar sus textos a la basura, sino para poner un poco de orden en mi “caos”, desprenderme de lo superfluo –lo más- y organizar lo interesante –lo menos.
Y voy encontrando cosas:
24 de febrero de 2002, dice Paulo Coelho, en Fragmentos de un diario inexistente:
“Escribo siempre, y considero muy importante escribir. Si pudiera dar un consejo, le diría a todo el mundo: escriba. Sea una carta, un diario o algunas anotaciones mientras habla por teléfono, pero escriba.
Si quiere entender mejor su papel en el mundo, escriba. Procure colocar su alma por escrito, aunque nadie lo lea -o, lo que es peor, aunque alguien termine leyendo lo que usted no quería. El simple hecho de escribir nos ayuda a organizar el pensamiento y ver con claridad lo que nos rodea. Un papel y una pluma operan milagros -curan dolores, consolidan sueños, llevan y traen la esperanza perdida.
La palabra tiene poder. La palabra escrita lo tiene aún más.”
Todos vosotros me venís a la mente, con vuestros diarios, con vuestras historias, con vuestra compañía.
Como estoy disfrutando de unos días de vacaciones, bajo al café de la esquina –“que no me lo cierren”- y mientras desayuno un café con leche y un croissant ojeo el periódico. Y en la última página, mi estimado César Casal escribe un artículo titulado: Escribir, Soñar
“Escribir es como tirarse a una piscina sin red. ¿Las piscinas tienen redes? Acaricio mi gato mientras pienso en el gris perla de sus ojos. Hoy hace un día gris perla. La ciudad está cubierta por la bruma. Los corazones velados por la bruma son los que más me interesan, pienso. La voz de mi abuela que me dice al oído:
-Lo peor son los nervios. No puedo con los nervios.
Los humanos somos pájaros y temblamos como ellos. Me gusta el pelo de plata de ley, noble, de mi abuela. Me gusta escribir. Escribir, por ejemplo, la noche está estrellada y tiritan azules los ojos de mi hermano a lo lejos, en Brión. Escribir es una huida hacia las estrellas, es rascar en el folio para ver si toca gratis el premio del cariño. Es buscar una combinación que no existe. Es hacer magia con las letras en las puntas de los dedos, como cuando acaricias. Me gusta escribir barranco abajo. Escribir para mí es como tirarme en un carrito de bebé por un terraplén y terminar en un lago familiar, yo que no sé nadar. Sentir vértigo y gozo. En fin. La bruma sigue sobre la ciudad, como un sombrero de humo que no se esfuma. Escribir es sacar ternura en vez de conejos de la chistera, soñar en voz alta, arañar tiempo...
Y todos vosotros me venís a la mente, con vuestros diarios, con vuestras historias, con vuestra compañía.
Regreso a casa y nada más reanudar mi labor me encuentro con un pseudo poema de Joshua Naraim
Escribo para conocer el mundo
o sea para conocerme.
Leo para comprender el mundo
o sea para comprenderme.
Amo para amar el mundo
o sea para amarme.
Entre el mundo y yo una pequeña diferencia
mi conciencia equivocada.
Joshua Naraim Piñeiro
Y todos vosotros volvéis a venir a mi mente, con vuestros diarios, con vuestras historias, con vuestra compañía.
Gracias por compartir
Joshua Naraim