sábado, 29 de septiembre de 2007

Los pequeños detalles...



El alumno había terminado el cuadro.
Llamó a su maestro para que lo evaluara.

El maestro se acercó y contemplo la obra,
con detenimiento y concentración, durante un buen rato.

Entonces, pidió al alumno la paleta y los pinceles,
y, con gran destreza, dio unos cuantos trazos aquí y allá.

Cuando el maestro devolvió la pintura al alumno,
el cuadro había cambiado notablemente.

El alumno se quedo asombrado; ante sus propios ojos
la obra había pasado de mediocre a sublime.

Con reverencia le pregunta al maestro:
“¿Como es posible que con unos cuantos retoques,
simples detalles, haya cambiado tanto el cuadro?”.

El maestro le contestó:
“Es que en esos pequeños detalles está el arte”


Si lo vemos despacio,
nos daremos cuenta que todo en la vida son detalles”.

Los grandes acontecimientos nos deslumbran tanto
que, a veces, nos impiden ver
esos pequeños milagros que nos rodean cada día.

Un ave que canta,
una flor que se abre,
el beso de un hijo en nuestra mejilla,
son ejemplos de pequeños detalles que al sumarse
pueden hacer diferente nuestra existencia.

Todas las relaciones, la familia, el matrimonio,
el noviazgo o la amistad,
se basan en detalles.

Nadie espera que remontes el Océano Atlántico por él,
aunque probablemente si que le hables el día de su cumpleaños.

Nadie te pedirá que escales el Monte Everest
para probar tu amistad,
pero si que lo visites durante unos minutos
cuando sabes que está enfermo.

Hay quienes se pasan el tiempo esperando una oportunidad
para demostrar de forma heroica su amor por alguien.
Lo triste es que mientras esperan esa gran ocasión,
dejan pasar muchas otras,
modestas pero significativas.

Se puede pasar la vida sin que la otra persona
necesitara jamás que le donaras un riñón,
aunque se quedó esperando que le devolvieras la llamada.

En los momentos de mayor dicha o de mayor dolor
se convierten en el cemento que une los ladrillos
de esa construcción que llamamos relación.

La flor se marchitará,
las palabras quizás se las llevara el viento,
pero el recuerdo de ambas permanecerá
durante mucho tiempo en la mente y el corazón
de quien las recibió.

Se piensa a veces que la felicidad es como sacarse la lotería,
un suceso majestuoso que de la noche a la mañana
cambiará una vida miserable por una llena de dicha.

Esto es falso,
en verdad la felicidad se va formando en pequeñeces,
en detalles que sazonan día a día nuestra existencia.

Nos dejamos engañar con demasiada facilidad
por la aparente simpleza.

No desestimes jamás el poder de las cosas pequeñas:
una flor,
una carta,
una palmada en el hombro,
una palabra de aliento
o unas cuantas líneas en una tarjeta.

Todas estas pueden parecer poca cosa,
pero no pienses que son insignificantes.

¿Que esperas entonces?

Escribe esa carta, haz esa visita, levanta el teléfono.
Hazlo ahora, mientras la oportunidad aun es tuya.
No lo dejes para después por parecerte poca cosa.

En las relaciones no hay cosas pequeñas,
únicamente existen las que se hicieron
y las que se quedaron en buenas intenciones…

Recuerda siempre que la vida esta hecha
de pequeños detalles

viernes, 21 de septiembre de 2007

¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?



¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno sólo tiene que buscarlo y dárselo,
Que nadie establece normas salvo la vida,
Que la vida sin ciertas normas pierde forma,
Que la forma no se pierde con abrirnos,
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente,
Que no está prohibido amar,
Que también se puede odiar,
Que el odio y el amor son afectos
Que la agresión porque sí hiere mucho,
Que las heridas se cierran,
Que las puertas no deben cerrarse,
Que la mayor puerta es el afecto,
Que los afectos nos definen,
Que definirse no es remar contra la corriente,
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo más se dibuja,
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio,
Que negar palabras implica abrir distancias,
Que encontrarse es muy hermoso,
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida,
Que la vida parte del sexo,
Que el "por qué" de los niños tiene un porque,
Que querer saber de alguien no es sólo curiosidad,
Que querer saber todo de todos es curiosidad malsana,
Que nunca está de más agradecer,
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo,
Que nadie quiere estar solo,
Que para no estar solo hay que dar,
Que para dar debimos recibir antes,
Que para que nos den hay que saber también cómo pedir,
Que saber pedir no es regalarse,
Que regalarse es, en definitiva, no quererse,
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos,
Que para que alguien "sea" hay que ayudarlo,
Que ayudar es poder alentar y apoyar,
Que adular no es ayudar,
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara,
Que las cosas cara a cara son honestas,
Que nadie es honesto porque no roba,
Que el que roba no es ladrón por placer,
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo,
Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte,
Que se puede estar muerto en vida,
Que se siente con el cuerpo y la mente,
Que con los oídos se escucha,
Que cuesta ser sensible y no herirse,
Que herirse no es desangrarse,
Que para no ser heridos levantamos muros,
Que quien siembra muros no recoge nada,
Que casi todos somos albañiles de muros,
Que sería mejor construir puentes,
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve,
Que volver no implica retroceder,
Que retroceder también puede ser avanzar,
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol,
¿Cómo hacerte saber que nadie establece normas salvo la vida?

Mario Benedetti

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