domingo, 24 de octubre de 2010

Desasosiego


El hombre no debe poder ver su propia cara. Eso es lo más terrible que hay. La Naturaleza le dio el don de no poder verla, así como de no poder mirar sus propios ojos.
Sólo en el agua de los ríos o de los lagos podía mirar su rostro. E incluso la postura que tenía que adoptar para hacerlo era simbólica. Tenía que curvarse, agacharse para cometer la ignominia de verse. 
El creador del espejo envenenó el alma humana. 


Fernando Pessoa. De el "Libro del desasosiego"

sábado, 2 de octubre de 2010

A batallas de amor, campo de plumas


Ningún vestigio tan inconsolable
como el que deja un cuerpo
entre las sábanas
y más
cuando la lasitud de la memoria
ocupa un espacio mayor
del que razonablemente le corresponde.


Linda el amanecer con la almohada
y algo jadea cerca, acaso un último
estertor adherido
a la carne, la otra vez adversaria
emanación del tedio estacionándose
entre los utensilios de la noche.


Despierta, ya es de día, mira
los restos del naufragio
bruscamente esparcidos
en la vidriosa linde del insomnio.


Sólo es un pacto a veces, una tregua
ungida de sudor, la extenuante
reconstrucción del sitio
donde estuvo asediado el taciturno
material del deseo.


Rastros
hostiles reptan entre un cúmulo
de trofeos y escorias, amortiguan
la inerme acometida de los cuerpos.
A batallas de amor campo de plumas.


J.M. Caballero Bonald

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