sábado, 26 de junio de 2010

El diamante


Una vez, un peregrino se quedó en un bosque muy cerca de un pueblo y acampó debajo de un árbol para pasar la noche.

Era una noche oscura, sin estrellas ni luna y oyó una voz que gritaba:

-“¡La piedra, la piedra! Dame la piedra preciosa peregrino”- dijo un mercader.

El viejo peregrino se levantó y se acercó al hombre que gritaba y le dijo:

-“¿Qué piedra deseas hermano?”

El mercader le respondió:

-“La noche pasada tuve un sueño en que el señor Shiva me decía que si venía aquí esta noche, encontraría un peregrino que me daría una piedra preciosa que me haría rico para siempre”.

El peregrino fue a buscar su bolsa y le dio la piedra diciéndole:

-“La encontré en el bosque cerca del río, puedes quedártela”.

El mercader cogió la piedra y se marchó a su casa. Una vez en su hogar abrió la mano y… ¡oh! ¡qué sorpresa! Era un diamante. No pudo dormir lo que quedaba de noche, daba tantas vueltas a la cama como en su cabeza. Se levantó al amanecer, volvió al lugar donde había dejado al peregrino y le dijo:

-“Dame por favor la fuerza que te ha permitido desprenderte de esta riqueza con tanta facilidad”.

Cuento hindú

jueves, 10 de junio de 2010

Credo


De pronto uno se aleja
de las imágenes queridas
amiga
quedás frágil en el horizonte
te he dejado pensando en muchas cosas
pero ojalá pienses un poco en mí

vos sabés
en esta excursión a la muerte
que es la vida
me siento bien acompañado
me siento casi con respuestas
cuando puedo imaginar que allá lejos
quizá creas en mi credo antes de dormirte
o te cruces conmigo en los pasillos del sueño

está demás decirte que a esta altura
no creo en predicadores ni en generales
ni en las nalgas de miss universo
ni en el arrepentimiento de los verdugos
ni en el catecismo del confort
ni en el flaco perdón de dios

a esta altura del partido
creo en los ojos y las manos del pueblo
en general
y en tus ojos y tus manos
en particular.

Mario Benedetti."De otros diluvios"

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