miércoles, 27 de septiembre de 2006

Las piedras grandes...



"Las cosas más importantes no deben estar nunca
a merced de las menos importantes".

Johann Wolfgang von Goethe

¿Qué haría si me quedara solamente una hora de vida?
¿Cómo sería esa hora, la más larga o las más corta de mi vida?
¿Me queda todavía una hora de vida?
En mi corazón llevo escrita una máxima, que por desgracia, incumplo más de lo que quisiera: "Vive como si fuera el último minuto de tu vida pero como si fueras a vivir eternamente".
Me viene a la cabeza una historia, que seguro estará por internet y que recopile hace ya algunos años

Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia.
Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó:


¿Cuantas piedras piensan que caben en el frasco?


Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó:


¿Está lleno?


Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes. El experto sonrió con ironía y repitió:


¿Está lleno?


Esta vez los oyentes dudaron:


Tal vez no.


¡Bien!


Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava.


¿Está lleno? preguntó de nuevo.


¡No!, exclamaron los asistentes.


Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.


Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó.


Un alumno respondió:


Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas.


¡No!, concluyó el experto: lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después. ¿Cuales son las grandes piedras en tu vida? Tu salud, tu familia, tus amigos .... Recuerda, ponlas primero. El resto ya encontrará su lugar.

¿Cuales son las grandes piedras de mi vida? ...
¿Y de la tuya...?





lunes, 18 de septiembre de 2006

Acercándome pausadamente al lecho...

A Indah...


El viejo sabe y no puede,
el joven puede y no sabe.


Las siguientes palabras están inscritas en la tumba de un obispo (1100 d.c.) en la cripta de la abadía de Westminster:
Cuando yo era joven y libre y mi imaginación no conocía límites, soñaba con cambiar el mundo. A medida que me fui haciendo mayor y más prudente, descubrí que el mundo no cambiaría, de modo que acorté un poco la visión y decidí cambiar solamente mi páis.
Pero eso también parecía inamovible.
Al llegar a mi madurez, en un último y desesperado intento, decidí avenirme a cambiar solamente a mi familia, a los seres que tenía más próximos, pero ¡ay! tampoco ellos quisieron saber nada del asunto.
Y ahora que me encuentro en mi lecho de muerte, de pronto me doy cuenta: " Sólo con que hubiera empezado por cambiar yo mismo", con mi solo ejemplo habría cambiado a mi familia.
Y entonces, movido por la inspiración y el estímulo que ellos me ofrecían, habría sido capaz de mejorar mi país y quién sabe si incluso no hubiera podido cambiar el mundo.

jueves, 7 de septiembre de 2006

Donde hay huella


A quien corresponda



No hay olvido donde hay huella
aunque el silencio sea largo y profundo…

Sigo esperando que vuelvan
las sirenas que secuestran al sol
mientras llora desconsoladamente el mar.
Y escuchar de tu voz un secreto
que empieza y nunca acaba,
que va y viene,
y se va…

Y que vengas…
porque necesitas contarme tantas cosas:
los veranos de tranquilón y alfalfa,
los otoños de vides,
los inviernos de abrigo,
y las madrugadas oscuras,
oscuras como para pescar estrellas;
y el cansancio…
ese cansancio de no saber
y saberte tan lejos…
…y, a la vez,
tan cerca.

Sigilosa te asomas, como siempre, a mi ventana
y percibo
tu sombra y tu sonrisa,
tu perfume y tu silencio,
tu luz callada y tu voz rota
tu impaciente paciencia,
tu discreción y tu respeto.

Hoy quiero romper este silencio
profundo y largo
porque no hay olvido
donde hay huella.

Joshua Naraim



LinkWithin

Related Posts with Thumbnails