domingo, 4 de enero de 2009

Destino



"El hombre es un dios cuando sueña
y un mendigo cuando reflexiona"
Friedrich Hólderlin"

“No es el martillo el que deja perfectos los guijarros,
sino el agua con su danza y su canción.”
R. Tagore

Ansío llegar al fin de mis días con la sonrisa en los labios, el corazón tranquilo, la mente despierta y el alma en paz.

Ansío llegar al fin de mis días de la mano del niño que fui, del joven que fui, del hombre que soy y del viejo, que si Dios quiere, seré. Ellos, maestros de mi vida, me acompañan en este peregrinaje y me rocían con sus dones: la inocencia, la pasión, el temple y la sabiduría.

Ansío la sabiduría suficiente para aceptar las alegrías y la penas, la salud y la enfermedad, la juventud y la vejez, el goce y el dolor, como se acepta el tiempo: el sol, el calor, la lluvia, el temporal, la nieve o el frío; ó las estaciones: la primavera, el otoño, el verano o el invierno. Porque no esta en mi mano dominar los acontecimientos pero si la forma de afrontarlos. Porque como en el tiempo el cambio continuo es lo único que permanece.

Ansío la sabiduría suficiente para amar a mis semejantes, incluso a mis enemigos, y desterrar toda semilla de odio, ira o envidia en mi corazón; para dejarme amar por mis semejantes sin fronteras, sin alambradas, sin desconfianzas vanas; para amar y dejarme amar a pesar de los fracasos, de las heridas y de las cicatrices que la vocación de amante y de amado, como espinas de un rosal, conlleva en su ejercicio.

Ansío la sabiduría suficiente para que mi talento e inteligencia -siempre relativos- sirvan para alcanzar las metas que me proponga y sean usados con la ética y la moral que habita en mí, en algún lugar del alma, -aunque está limitación impida obtener fama, poder o riquezas- sabiendo en todo momento, con independencia del éxito, que nunca seré ni más ni menos que ninguna otra persona de este u otro planeta –todas, incluso las menos talentosas merecen mi respecto- y mantener vivas en mi las violetas de la humildad, la sencillez y la modestia.

Mi destino es ser mi mejor yo, aniquilarlo y fundirme en el universo.

Joshua Naraim


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