miércoles, 13 de julio de 2005

Cuando llegue el momento


“Me manifiesto entonces en los términos de una locura temporal
Y me siento llevado por el afecto de nuestro noble bruto
Que a veces nos ama y a veces nos detesta."

Carlos Oroza


Cuando llegue el momento
-que ha de llegar-
quiero estar presto,
liguero de equipaje,
con la maleta vacía
y el alma llena.

Llena de todos los tesoros de mi vida,
guardados, día a día,
con esmero tenaz y paciencia infinita,
y algún otro que alcanzar espero,
no sin sudor y sufrimiento,
antes de la postrer cita.

Con cariño conservo,
del niño que fui y ya no soy:
La inocencia de sus grandes ojos,
con los que devoraba el mundo,
asomado a su mirada.
La magia de sus mundos imposibles,
tan reales a su imaginación
como irreales para sus mayores,
siempre ciegos de lógica.
La insultante franqueza de sus palabras
sin dobleces, sin falsas intenciones,
que, en más de una ocasión,
escupieron verdades como bofetadas.

Con cariño conservo,
del joven que fui y ya no soy:
La ilusión de vivir cada día
como si fuera el último,
ese impulso capaz de trasformar
deseos en sueños
y sueños en realidades,
convirtiendo la dificultad en triunfo
y el triunfo en gozo.
La capacidad de enamorarse
de la vida y sus aledaños,
poniendo el corazón, virgen todavía,
al borde de la locura,
si es preciso.
La rebeldía a la norma establecida,
en la certeza
de que toda verdad encierra
una mentira que descubrir.
Y el compañerismo,
asesinado por el tiempo, sin piedad,
en pos de intereses triunfadores:
como la fama, el dinero y el poder
y todos los abalorios y oropeles
que los adornan.

Con cariño conservo
del hombre que soy
y de la edad media que vivo:
La coherencia, incoherente en nuestro mundo,
en la que palabra, obra y pensamiento
tienden a la armonía
y entonan un mismo canto.
La mesura, alejada de los extremos que se tocan,
donde la intolerancia, la violencia y la falta de respecto
no tienen cabida.
El equilibrio, siempre difícil,
del funámbulo que camina sin red,
a gran altura,
sobre la cuerda floja
tejida de tiempo y vida.
El compromiso con las verdades asumidas,
reconociendo humilde,
que hay tantas verdades
como mentiras nos creemos.
Y la justicia, siempre misericorde,
de no juzgar a nadie,
por incompetencia
del juez que juzga,
abandonando la bandera de la tolerancia,
siempre engreída,
por la del respeto,
más a la altura de los prójimos.

Hay otros tesoros que me esperan
ansiosos de cosecha:
La sabiduría del viejo
que aspiro a ser,
y que todavía no soy,
esculpida de años
en arrugas bellas,
a golpe de corazón, labradas,
alegres unas,
otras en cambio,
grabadas a fuego en llanto y pena,
pero todas queridas
como propias.
Y la virtud de vivir cada día
como si la vida fuese eterna.

Y la paz del anciano,
con la conciencia tranquila
de haber vivido
con el niño,
con el joven,
con el hombre,
con el viejo,
que fue y ya no es,
y que espera a su eterna enamorada,
que no faltará a su cita.

Mis tesoros no necesitan maletas:
están vacías.

Por eso,
cuando llegue el momento
-que ha de llegar-
quiero estar presto,
liguero de equipaje,
con la maleta vacía
y el alma llena.

Joshua Naraim




2 comentarios:

UMA dijo...

Si, si ligero de equipaje, con el alma llena..."Lo ùnico que sabemos
es lo que nos sorprende:
que todo pasa, como
si no hubiera pasado"...pero todo estarà en el alma...querido amigo, y esta musiquita, simpaticona, hasta invita a reìrse un poco de las...locuras diarias, los empeños, que sos el Mago de la Montaña y sabès a lo que me refiero...no voy a buscar mas palabras...Alto Mago, siempre despierto!;))Un abrazo...ojalà todos logremos vivir con la mas alta verdad que poseemos.

indah dijo...

He querido, varias veces, hacer un comentario, pero o bien mi maquinita está rara, o es la conexión o blogger no iba como debería ir.

"Por eso,
cuando llegue el momento
-que ha de llegar-
quiero estar presto,
liguero de equipaje,
con la maleta vacía
y el alma llena."

Aunque no pensamos casi nunca en ese momento, deberíamos vivir cada minuto de nuestra vida como si fuera el último. Felices, disfrutando de él, y haciendo lo mejor que podamos y sepamos, aquello que corresponda. Las separaciones siempre duelen pero tener la seguridad de que te llevarás o que yo me llevaré, pues hago mía esa estrofa, la maleta vacía y el alma llena, seguro que nos hará todo más sencillo.

Jo, me has hecho pensar en un poema, no sé por dónde lo habré puesto; da lo mismo, recuerdo que casi al final... bueno, más o menos, ese... algo parecido :)

"
(...)
Hablarte de otras cosas.
No decirte que he doblado un top, dos camisetas, una falda,
un par de pantalones y mi alma, porque eso es todo lo que tengo,
y he descubierto que, o me sobra maleta, o me falta alma.

(...)"

Ah, amigo tuareg y mago, siempre consigues que piense cosas importantes. Muy importantes. Gracias por ello.

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