Ternura. Oswaldo Guayasamin
(A Uma
y su otoño trasvestido en invierno)
Yo soñaba, despacio, geografías; soñaba accidentes,
el curso de los ríos, acantilados, océanos, caminos,
y mares y montañas; y mapas, y fronteras.
Comprometí, compuse senderos de ti -perfectos-.
Atrás habían quedado los templos interiores,
las catacumbas,
el pan,
el vino,
el agua,
las especias;
y del recuerdo me resguardaba la última clausura de la luna.
Todo era mío: te soñaba; y acomodada en el vértigo,
dibujaba -perfectos- la espina,
el pájaro,
las hojas.
Te soñaba. Despacio. Con los brazos abiertos como alas;
y recreándose, mimaba mi voz tu voz en cada sílaba:
baldío fue acurrucar el alma en la palabra,
baldío retenerte en el escorzo en vuelo de tu nombre,
y baldío, escribirlo en el agua.
Baldío; sin riendas, sin dueño: un temblor,
un reflejo, el grito -murmurado bajito-
otra vez; otro nombre; y lo supe.
Mi tren, dragón devorador de inocentes princesas,
resoplaba en la vía
-"nunca digas adiós, da mala suerte"-
y el horizonte tiñéndome los ojos,
y allí, en el meandro de la memoria donde se ensancha el río,
el beso de la pluma,
del tacto,
del papel,
y del lápiz con el que escribo esta nota sin un adiós al fondo,
trastocaba mi tristeza en ternura;
en tus manos -colibrí o paloma, espina; rama- un poema;
y en las mías, con un sello, la hoja emborronada, y un destino ilegible;
como resucitar recuerdos tan sólo por el gusto de volver a enterrarlos
o como haber nacido con la piel vieja ya, y herida de muerte el alma.
indah
6 comentarios:
Querida indah, me dejas sin palabras. Precioso y tristísimo.
gracias indah, cumpliste tu promesa, es bellisimo! me quedo regocijada en tus escritos, en ya mi invierno propiamente dicho.
saludos desde estas olas inquietas:)
Realmente hermoso, Indah.
Dejas un halo de magia y embrujo que me hechiza. Tus textos destilan la esencia de una mujer sensible y tierna capaz de convertir palabras en caricias.
Leo a Javier Cano y mi insconsciente te evoca:
ENTRE PARENTESIS
Y en el primer latido comenzaste
a recordar el tacto, los colores,
los sonido y el miedo, como rastros
de todo aquello en lo que no existías.
Después amaneció; de entre los otros
alguien vino a contarte muchas cosas
que jamás escuchaste y, sin embargo,
tenías las certeza de saber.
Ahora vivies dentro de los signos
que juegan a encontrar la simetría
de lo que una vez fuiste y lo que esperas.
Gracias, Joshua.
Primero por albergar "Clausuras..." no podría estar en mejor lugar; y segundo porque la imagen no puede ser más oportuna: tierna pero con la fuerza precisa :) Recuerdo haber visitado -¿no fuiste tú quien me enseñó el camino?- un web en el que podían verse obras de Oswaldo Guayasamin. Me encantaron :)
Y finalmente gracias por tus palabras y por el poema de Javier Cano. Yo, de memoria recuerdo y voy a citar -juraría que es suyo, si bien inédito-, el final de "Desván":
"Sostengo en la mirada(la de entonces)
esta pereza que el olvido aprende
con el tiempo, lo mismo que los ojos
de un muerto de otro siglo.
En el desván"
Javier Cano.
"Querida indah, me dejas sin palabras. Precioso y tristísimo."
La tristeza es un sentimiento que no se ajusta siempre a los mismos criterios. Clausuras interiores, no es alegre, cierto. Pero la tristeza se trastoca en ternura tantas veces, carz. Tantas.
Se puede amar apasionadamente, hasta la locura, si así queremos decirlo, pero si ese amor no ha conocido la ternura, tiene todas las papeletas para que, si vienen mal dadas, cruce la imperceptible línea que separa el amor del odio.
La ternura es, en mi opinión, el sentimiento (la magia) que salva de sí mismo y de sus peores instintos al Hombre (en mayúscula, y en genérico).
Gracias.
"gracias indah, cumpliste tu promesa"
No hay porqué darlas, né :) y, generalmente, cumplo mis promesas. A veces es bastante..., hmm, pero aunque me cueste, duermo tranquila :))
Me alegra que te gustara. Fíjate, ahora, con la imágen que ha añadido Joshua, hasta a mí me gusta :))
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