lunes, 29 de mayo de 2006

Escritura para guitarra y deudas



Hay tres cosas en la vida
que cuando se van
jamás regresan:
El tiempo,
las palabras
y las oportunidades.

Escritura para guitarra y deudas

Esto de escribir es una cosa sedentaria en la que uno se enfrenta a la soledad de la gramática con un café, un cigarrillo, algunos recuerdos y la sensación de que lo mejor que puede ocurrir con su columna es que el pescadero envuelva con ella los mejores desperdicios de la tienda. De joven me parecía que los escritores eran unos señores extravagantes y misteriosos que te-nían siempre a mano una frase original con la que llamar la atención en los círculos sociales y que con un poco de suerte algunos incluso se podían permitir una vida cómoda y sin privaciones, recorriendo mundo y pagando holgadamente con su autógrafo la cuenta del hotel. Con el tiempo llegó el desengaño, que es un sentimiento que de paso que te enriquece el alma, te arruga descaradamente el rostro. De la escritura viven desahogadamente unos cuantos y el resto van tirando como buenamente pueden mientras haya alguien que les publique sus artículos en un periódico a cuyos lectores lo que verdaderamente les importa es que por el precio del ejemplar les regalen una camiseta, cien gramos de pistachos o una funda dental. En los bares de copas el escritor brilla de manera esporádica y circunstancial y deja de hacerlo cuando sus frases resultan menos interesantes que el ruido y sobre todo porque hay un momento de la alta madrugada en la que lo que cuenta no es lo bien que escribas, sino que sepas tocar el piano, la guitarra o los timbales, de modo que te vuelves a casa con la decepcionante sensación de que para triunfar en ciertos ambientes culturales, lo que cuenta no es el lenguaje o la sintaxis, muchacho, sino que sepas tocar las maracas. Has estado perdiendo el tiempo sentado frente al teclado mientras te engordaban las dioptrías, la saliva y las piernas. "Será mejor que desistas de la literatura y salgas de paseo para rebajar peso, amigo", te recomiendan. Conozco a un escritor que renunció a sus aspiraciones literarias para no seguir engordando. Salió durante dos meses de caminata con la excusa social de pasear al perro. De regreso a la báscula comprobó que sólo había perdido peso al suprimir la ropa de invierno y que quien de verdad había adelgazado era el jodido perro, que pesaba menos que la correa... Entonces claudicó y regresó a la ingrata faena de escribir, que es un hábito tan solitario como la masturbación, aunque no tan húmedo, y por lo general, menos divertido. Hay escritores que tienen la desgracia de engordar y la responsabilidad añadida de que escriben una prosa tan gruesa, que, por leerla sentados, incluso le engordan los lectores. En el caso de Antonio Gala, como es un dulce escritor como de confitería, sus lectores lo que cogen es azúcar en sangre. Ni que decir tiene que en el caso de Sánchez Dragó, algunos de sus textos más profundos son perfectos si te intriga descubrir por qué algunos editores no tienen reparo alguno en tirar su dinero editando cemento con un prólogo de plomo. En cambio hay que ver lo que le ocurrió a Oscar Wilde, un tipo carnal, lujurioso y rebosante de talento al que apartaron del éxito porque los puritanos ingleses no soportaban que escribiese como Dios un tipo con los vicios del Diablo, de modo que acabó en la prisión de Reading y de allí salió para el exilio y murió como un mendigo, con el culo lleno de semen y de pupas, como si se hubiese resignado a esperar la gloria sentado en el regazo de un mulo excitado, después de haber comprobado en su propia carne, maldita sea, que el de escribir es un hermoso trabajo en el que puede ocurrir que te llegue el éxito a tiempo de que a tu viuda la quieran por el juvenil dinero de tu cadáver. Es distinto en mi caso. Ni tengo el talento de Oscar Wilde, ni comparto al pie de la letra sus vicios. Tal vez por eso me conformo con redactar cualquier cosa que no parezca escrita a guitarra en la tez de una pandereta. Así son las cosas, muchacho. Tengo sentido de la realidad. Por eso no aspiro a que en mi funeral alguien se levante a recitar un verso de Whithman; me conformo con que mi barman no cometa la desfachatez de leer mis facturas sin citar al autor...

Jose Luis Alvite

lunes, 22 de mayo de 2006

Escorzos


A mi musa, porque ella sabe
quién es y dónde está…

“Somos infalibles en nuestra elección de amantes, especialmente cuando necesitamos a la persona equivocada. Y ésa es, por supuesto, la adecuada para algo: para castigarnos, intimidarnos, defraudarnos, darnos por muertos o, lo peor de todo, darnos la impresión de que no es inadecuada, sino prácticamente perfecta, para de este modo colgarnos en el limbo del amor”
Hanif Kureishi

“Una historia de amor consiste en encontrar
la pieza que encaja perfectamente con la que tú tienes,
y una de dos,
o tienes el azar de tu parte
o te construyes una pieza a tu medida”

R era más pequeña que J, pero a J le gustaba verla más grande. Era su manera particular de rendirle tributo, una manera de demostrarle sus sentimientos, de sentirse más cerca de los poetas.

Si la rizada melena de R se movía al compás del viento, J veía las lianas de una selva virgen y hermosa.

Si R lo miraba con sus ojos color de miel, J veía dos panales de luz capaces de alimentar una vida entera.

Si R sonreía con su boca perfilada de una forma dulce y soberbia, J imaginaba un anzuelo lleno de carne viva en el que era inevitable dejarse atrapar.

Si R lo acariciaba con sus manos largas y aniñadas, J sentía en su piel una brisa marina y salina, llena de nota de mil músicas.

Si R posaba sus labios en los de J, él se dejaba llevar por aquella catarata de brasas húmedas crepitando en un tiempo detenido.

Si R desnudaba su pecho, J imaginaba una playa de arena finísima con dos caracolas blancas.

R era más pequeña que J. pero en J era tan grande como un universo.

De “Escorzos”. Juan Carlos Vellido

martes, 16 de mayo de 2006

En sentimientos





Como el árbol que hundiendo
su raíz en tierra,
alza sus ramas y acaricia al viento;
como el makan-pagi(*) de cada mañana;
como un calidoscopio,
un espectro de luz,
alas mariposa,
como un no sé qué más
-y te sonríes-
pero muy tierno,
así eres
-me dices.
Así eres tú
-repites-,
que allegándome
sin más y porque sí
tu cercanía,
tornaste mi soledad,
en sentimiento de amor.

En sentimientos.


indah


(*)makan-pagi: desayuno

domingo, 7 de mayo de 2006

Últimas palabras



Últimas palabras de "LINDA"

¡No llores por mí!...

Me has dado un hogar donde cobijarme,
me has proporcionado alimento y sobre todo,
me has dado tu amor y tu compañía.
Lo último que querría es verte sufrir por mí.

Ahora que no estoy contigo, no quiero verte triste.
Deseo que cuando pienses en mí sonrías,
pues así sabré que mi recuerdo te hace feliz.

Quiero que recuerdes los buenos momentos que compartimos,
nuestras muestras de cariño,
nuestros juegos...
y si alguna vez te defraudé, o me porté mal, perdóname.

Y, por favor, no tires mis juguetes, ni mi cama, ni mis cosas,
porque en este mundo hay muchos otros colegas que viven en soledad,
tristes, sin cariño...
muchos que darían su vida por compartir la tuya.

No, no lo digas, no digas que no quieres tener más animales...
eso me hace pensar
que el tiempo que estuve contigo
no te hice feliz.

Por favor, que mi muerte no sea en vano,
que sirva para que otro tenga la suerte de poder vivir
y conocer lo maravillosa que es tu amistad,
que conozca la verdadera "vida de un gato”,
que descubra el cariño.

No estés triste...
yo no lo estoy,
porque sé que guardas
ese rinconcito especial en tu corazón...
para mí.

Freelandia, 29 de Abril de 2006

lunes, 1 de mayo de 2006

Despedida


Freelandia, 29 de abril de 2006

DESPEDIDA

A Linda,
que ha envejecido dentro de mis ojos.


Hoy llueve, párpados afuera y adentro, hasta la sequía.

El viento de la vida no llegaba a tus pulmones en estos días de agonía que, en la soledad de tus rincones, serena y callada afrontabas bailando con la muerte este último vals de primavera.

En nuestra última noche de vigilia, tu dolor rompió el silencio y en tu lengua, esa que nunca supe hablar pero si entender perfectamente, y en tus ojos, ya derrotados, me dijiste que era hora de partir, que el dolor solo es útil cuando hay esperanza, que la vida hay que vivirla con dignidad y que la Muerte puede ser una amiga llegado el caso.

Amaneció y nos fuimos juntos en busca de la paz, del silencio más profundo y de la luz. No nos dijimos nada, no hacía falta, nuestras miradas se ataron en un lazo de agradecimiento y despedida. El veterinario te administro el barbitúrico y tu calor se quedo en mis manos y tu dolor se disolvió en mi corazón.

Gracias por los quince años de convivencia y compañía.
Ya no volverás a despertarme a la siete de la mañana, cuando el cansancio hace mudo el despertador.
Ya no me vendrás a buscar para que te abra el grifo derecho del lavabo, ese en el que tanto te gustaba beber agua corriente.
Nunca más vendrás a recibirme cuando llego a casa y a juguetear entre mis piernas y conducirme al balcón para que te lo abra y puedas retozar entre las macetas al aire libre.
Nunca más, a la vera de esta ventana al mundo, escrutarás, curiosa, lo que escribo; ni atenta escucharás mi voz leyendo versos que tanto nos gustaban.
Nunca más me leerás la cartilla por llegar tarde o por no venir a dormir a casa.
Ya no sentiré ni el peso ni el calor de tu cuerpo en mis pies cada noche y mi cama será más ancha, más vacía y más triste.

Dicen que los animales de compañía se parecen a sus amos -no hace falta decir, en este caso, quien es la ama y quién la compañía- y me gustaría que fuera verdad: Solitarios sin soledad, independientes sin egoísmo, tiernos, pacíficos y armoniosos.

Tu recuerdo vivirá mientras yo viva.

Buen viaje, compañera. Miauuuuumor

Joshua Naraim

lunes, 24 de abril de 2006

Juntos, paso a paso


A ti.



Somos buscadores y al mirar hacia atrás
reconocemos el tramo recorrido,
el sentido de nuestra trayectoria.

A veces olvidamos por qué caminamos,
y en ocasiones dudamos la bifurcación a escoger.

Pero somos corredores de fondo,
viajeros capaces de atrapar con la mirada,
los más pequeños significados de cada instante.

Abiertos al asombro,
intuyendo lo maravilloso.

¡Me gusta caminar a tu lado!

sábado, 22 de abril de 2006

Hombres y mujeres


"Hay muchas clases de amores
tantas como mujeres existen."

"A veces no nos dan a escoger
entre las lágrimas y la risa,
sino sólo entre las lágrimas,
y entonces hay que saber decidirse
por las más hermosas."



Quienes hayan leído cuatro cosas mías en esta columna de periódico sabrán sin duda que nada en la condición femenina me es ajeno. Gran parte de lo mejor y de lo peor de mi existencia tiene que ver con las mujeres. Incluso cada vez que sentí odio pasajero hacia una de ellas, la odié de una manera distinta, como si la odiase por su bien. Me admira su delicadeza, su olor, su manera de administrar la realidad y los sueños para que no se les mezclen más de lo necesario. He conocido mujeres de muy distinta personalidad y cada cual con un carácter muy singular, pero todas ellas tuvieron en común ese estilo tan femenino que les permite echarte de casa no sin antes prepararte el último café. Acabé mal con unas cuantas y aunque algunas me retiraron el saludo, lo cierto es que jamás me cortaron las escaleras de sus casas. Nunca se sabe si vas a necesitar su ayuda. La vida da muchas vueltas y pudieras necesitar las manos de aquella mujer a cuya altura jamás llegaste. Es cierto que aquella fulana te machacó demasiadas veces el bolsillo, amigo, y tienes sobrados motivos para recelar de ella. Harás bien en no pedir su ayuda para un asunto trivial que pueda resolverte un amigo. En los avatares cotidianos cualquier fulano puede sacarte del apuro a cambio de que no le aburras con tu gratitud, pero si viniese una realmente mal dada, amigo, entonces métete en la cabeza que un hombre te saca de cualquier apuro convencional pero cuando las cosas se ponen verdaderamente mal, no hay como una mujer para llamar a la ambulancia y avisar a los tuyos. Es más, las mujeres sacan lo mejor de sí mismas cuando un hombre pierde los estribos, da bandazos y se le desvanece de repente la mínima lucidez que se necesita para no volver a casa durmiendo en canal debajo del tren. Tengo muchas experiencias en situaciones semejantes y no recuerdo una sola de ellas en la que me faltase la mano de una mujer, incluso la mano de alguien a quien acabase de despachar de mi lado con una frase que tendría que haberme podrido la lengua. Me dijo una amiga hace años: "¿Sabes, maldito cabrón?, si te echo una mano es porque un tipo como tú ni siquiera se merece morir con la solitaria dignidad de un perro". Luego tuve la oportunidad de conocer un poco mejor los motivos por los que algunas mujeres les apagan la sed con su saliva a los hombres más infieles e inestables que conocen. Lo hacen por el valor ocupacional del hombre en la anodina vida de una mujer incapaz de sobreponerse al tedio de la soledad. Cuando uno lleva horas circulando a solas por una carretera secundaria incluso agradece que se le cruce un jabalí. Privado de la inquietante figura del lobo, el cuento de Caperucita Roja habría caído en el olvido nada más nacer. Puede que tengan razón las mujeres que dicen que los hombres no somos de fiar cuando les prometemos la felicidad eterna, pero no se llaman a engaño porque también saben que una de las mejores cualidades de la masculinidad es la capacidad del hombre para mentir con absoluta franqueza. Ellas saben, muchacho, que la vida resulta más amena, más interesante, más cierta, al lado de uno de esos tipos generosos y embusteros que parecen capaces de convencerlas de que a ciertas horas, en brazos de alguien que baila como si no fuesen suyos sus pies, en esas circunstancias, maldita sea, la realidad no es más que un jodido trastorno del sueño. Podemos discutir sobre ello, amigo, pero juraría que un hombre tiene mucho ganado cuando a una mujer le hace menos daño ofendiéndola que disculpándose. Quiero decir que hay algo de cordial e inolvidable emoción en la sensible rudeza del hombre que en el momento de la ruptura tiene el detalle de bajar la voz y pagar la factura del almuerzo de su chica con el dinero que necesitaba para no volver a casa caminando por el arcén de la carretera. El problema es que desde hace algún tiempo los hombres tenemos muy mala prensa y se dice por ahí que no está bien visto que un fulano tenga más masa muscular que la pediatra de sus hijos. A veces creo que me he quedado anticuado y que por eso me sale inesperadamente la genealogía del jabalí. Tenemos los hombres un serio problema de ofuscación sentimental que nos lleva a confundir la corazonada con el infarto de miocardio. Yo creo que se debe el obsceno tamaño de nuestras manos, que hacen daño cuando ayudan a salvar a alguien. Mis amigas me conocen bien y saben que no miento. Aunque esté de moda creer lo contrario, la mayoría de los hombres son tipos impulsivos y generosos cuyas manos grandes y pesadas, malditas sea, algunas mujeres todavía las consideran más seguras que vivir agarradas a las bolsas de la compra. Ocurre en las calles solitarias, cuando escuchas al fondo de la niebla las inquietantes y lentas pisadas de alguien que podría ayudarte a superar el miedo de sus pasos. Dice mi amiga S. que hay pocas sensaciones más tranquilizadoras que escuchar a oscuras la transeúnte tos de un hombre en cuyas pisadas se acurruca sin duda el cansancio de ella.

José Luis Alvite

sábado, 15 de abril de 2006

Peligrosas y Nuevas Tecnologías

"No lloréis por mí,
os espero al otro lado de la tumba.
¡Venid pronto!
(Epitafio)
Joshua Naraim


Un matrimonio de Madrid decide ir a pasar un fin de semana largo en la playa en el mismo hotel donde pasaron la luna de miel 20 años
atrás.

Pero a última hora, debido a problemas de trabajo, la mujer no
podía ausentarse el día previsto, así que decidieron que el marido
volaría el jueves, y la mujer lo haría al día siguiente.

El hombre llegó sin novedad y una vez alojado en el hotel, vio que en la habitación había un ordenador con conexión a Internet, así que decidió enviar un correo electrónico a su mujer. Sin embargo, trabucó una letra al escribir la dirección, y mandó el mensaje sin darse cuenta del error.

En Sevilla, una viuda acababa de llegar del funeral de su marido, que había fallecido repentinamente debido a un ataque al corazón.

La viuda comprobó su correo electrónico esperando ver mensajes de parientes y amigos, al leer el primero se desmayó.

El hijo al entrar en la habitación, encontró a su madre en el
suelo sin conocimiento a los pies del ordenador, en cuya pantalla se
podía leer:

A: Mi querida esposa
Asunto: He llegado bien

Probablemente te sorprenda recibir noticias mías por esta vía,ahora tienen ordenadores aquí y puedes enviar mensajes a tus seres queridos.

Acabo de llegar y he comprobado que todo está preparado para cuando llegues tu, mañana Viernes. Tengo muchas ganas de verte. Espero que tu viaje sea tan tranquilo y relajado como lo ha sido el mío.

PD: ¡No traigas mucha ropa, hace un calor tremendo aquí abajo!"

jueves, 13 de abril de 2006

Con frescor de amorodo


"La vida es lo que hacemos de ella...
El mundo que vemos no es el mundo,
sino lo que somos"
Pessoa


Cando o tempo se detivo
e a mirada se fixo máis larga,
máis fonda,
os sentidos todos
andaban á esculca de novos goces.

A pel esfarelábase
baixo a calor da túa man,
as égoas agallopaban luxuriosas
na procura dos pastos máis altos,
sostíñamos un ceo
na curvatura das costas,
nese cociñar lento das caricias,
nesoutro ferver adoecido
dos que non acadan doadamente a pel dos anxos.

Era un tempo novo
con frescor de amorodo,
de vales agochados
a saborear na túa boca.

Non eran días de silencio.

Non.

A auga cantaba
historias de neve e xistra,
os soños revelaban medos vellos,
o teu sangue aburbullaba poderoso.

Todo cobraba sentido.
Entón estouraron as quenllas en ríos de lume e mel.

domingo, 26 de marzo de 2006

Reflexiones

Hoy he oído cantar a los pájaros, he respirado el aroma de las flores, he paseado a mi antojo por las calles y por los parques, he sonreído y me han sonreído, he estrechado amistosas manos y me han besado. Hoy he recibido mi ración de amistad, de amor, de libertad, de poesía y de belleza. Si no soy feliz es porque pienso es porque pienso que tal vez tú no has tenido la misma suerte en el reparto. Para que no te acuestes en ayunas, me gustaría que me dejaras compartir contigo mi parte. Hoy soy rico.

He venido para sembrar contigo la noche de sensaciones y de sueños.
He venido para compartir soledades y deseos.
He venido para hablar y para escuchar.
He venido para dar y para recibir.
He venido para amar y para ser amado.
He venido para ayudar y para pedir ayuda.
He venido para acompañar y para buscar compañía.
He venido para que me conozcas y para conocerte.
He venido para esperar contigo que las cosas mejoren y que el mundo cambie.
He venido dispuesto a casi todo.
He venido.

EL LOCO DE LA COLINA
http://www.jesusquintero.com/






sábado, 25 de febrero de 2006

¿De qué color son tus ojos?


La mitad de la belleza depende del paisaje;
y la otra mitad de la persona que la mira...

Los más brillantes amaneceres; los más románticos atardeceres;
los paraísos más increíbles;
se pueden encontrar siempre en el rostro de las personas queridas.

Cuando no hay lagos más claros y profundos que sus ojos;
cuando no hay grutas de las maravillas comparables con su boca;
cuando no hay lluvia que supere a su llanto;
ni sol que brille más que su sonrisa......

La belleza no hace feliz al que la posee;
sino a quien puede amarla y adorarla.

Por eso es tan lindo mirarse cuando esos rostros
se convierten en nuestros paisajes favoritos....
La Belleza (Herman Hesse)

¿De qué color son tus ojos?


Mis ojos son del color de mis sueños.



Mis ojos contienen todos los colores

todas las luces

todas las sombras

toda la oscuridad…



Mis ojos miopes y pequeños

cuando los abro

son precisos y grandes

cuando los cierro…



Mis ojos son del color de la vida

y la vida...

del color de mis ojos.

Joshua Naraim





sábado, 18 de febrero de 2006

Disyuntiva

El Intento - Gabriela Lazcano & Ajejandro Venezianni


"...He aguardado tantos días desnuda,
con tu nombre grabado entre las cejas,
que olvidé los inviernos, el azul y las rosas..."

DISYUNTIVA

La tentación se llama amor
o chocolate.
Es mala la adicción.
Sin paliativos.
Si algún médico, demonio o alquimista
supiera de mi mal
cosa sería
de andar toda la vida por curarme.
Pues tan sólo una droga,
con su cárcel
del olvido me salva de la otra.
Y así, una vez más, es el conflicto:
O me come el amor,
o me muero esta noche de bombones.



PROFECÍA

Algún día vendrás, sabes que miento,
que no puedo ya más tender la seda
lunar de la esperanza. Algún día
vendrás como una horca, el fiero
corazón guardando la armadura
y los labios en flor como limones
sangrados para el beso.
Peregrino lo sé, sé que algún día
recabarás aquí tu singladura
y yo te aguardaré, aguardaré
tu oído del vacío, sé que miento,
que no oiré nunca más
tu caracola niña. Puede ser
que vengas algún día
de otoño o una noche
de fuego en las ventanas, algún día
puede ser, pero sabes
que miento, yo no sé
si algún día.

Juana Castro

lunes, 6 de febrero de 2006

Soñando en la niebla


Ayer tuve un sueño.
Era un día de niebla espesa,
niebla que atravesaba el alma,
que lo invadía todo.

La niebla se fue desdibujando,
sus formas se tornaron caprichosas,
salió el sol y apareciste tú:
mujer singular donde las haya:
tallada en dolor y vida,
en vida y dolor tallada.

El mar contempló la escena,
y sonreía cómplice de tanto encanto,
sus dientes de espuma enseño al viento,
el murmurar de olas elevo su canto.

Y entonces,
mujer de hierro y seda,
de risa y llanto,
me contaste un cuento,
el cuento de un mago,
de un mago bonachón y despistado,
que en ocas trasformaba a las princesas,
que en sus despistes creaba
un bosque encantado.

Y también me hablaste de una poeta
de nombre difícil, de nombre cerrado,
con versos heridos,
de esos que hieren
sin hacerte daño.

Y de un amor uruguayo,
de pluma bella y de ojos claros,
de cuento corto y de alma larga,
un amigo que te habla callado.

El mar y el viento escuchaban,
entre envidias y celos,
el cuento que me contabas
tu voz suave, cálida, entonada,
acariciaba mis oídos,
también acariciaba mi alma.

De cuando en cuando,
tímida, para no acostumbrarse a nada,
una caricia suave
se te escapaba,
y una risa, que enamoraba al viento
en el viento viajaba
para que el mar la escuchara
y sus olas se callarán.

Y el tiempo ya no fue tiempo,
fue eternidad concentrada,
un día fue sólo un momento,
un momento preñado de magia,
tus ojos buscaban mis ojos,
mis ojos los esquivaban,
que no quería perderme,
en el pozo de tu mirada.

Y desperté del sueño en un beso
esculpido por tus labios.
Abrí los ojos y estabas tú:
Mujer singular donde las haya:
tallada en dolor y vida,
en vida y dolor tallada.

Y te fuiste,
también el sol
y volvió la niebla.

Era una noche de niebla espesa,
niebla que atravesaba el alma,
que lo invadía todo.

... para seguir soñando.

lunes, 23 de enero de 2006

Tiempo


Vivo siempre en el presente. El futuro, no lo conozco. El pasado, ya no lo tengo. Me pesa el uno como la posibilidad de todo, el otro coma la realidad de nada. No tengo esperanzas ni nostalgias. Conociendo lo que ha sido mi vida hasta hoy –tantas veces y en tantas cosas lo contrario de lo que yo deseaba-, ¿qué puedo presumir de mi vida de mañana, sino que será lo que no presumo, lo que no quiero, lo que me sucede desde fuera, hasta a través de mi voluntad? No tengo nada en mi pasado que recuerde con el deseo inútil de repetirlo. Nunca he sido sino un vestigio y un simulacro de mí. Mi pasado es todo cuanto no he conseguido ser. Ni las sensaciones de los momentos pasados me resultan nostálgicas: lo que se siente exige el momento; pasado éste, hay que volver página y la historia continúa…

Fernando Pessoa

viernes, 20 de enero de 2006

Soberbia




Dice Kary B. Mullis -premio nobel de química en 1993-:

"En el ser humano existe una incorregible arrogancia que favorece una autofascinación por su propia sabiduría; sin embargo, no somos ni medianamente tan inteligentes como soberbiamente nos creemos.

A mi no me disgusta el mundo actual pero debemos reconocer que somos bastante irreflexivos: nos regodeamos en lo listos que somos por haber descubierto el ADN, pero luego no somos capaces de prever lo mejor para nuestra supervivencia como especie, algo que los animales si conocen muy bien."

Quizá seamos inteligentes pero actuamos como estúpidos.
Los hombres somos el cáncer de un planeta llamado Tierra
que esta condenado a morir o matar.
En nuestra soberbia nos creemos libres
y somos esclavos de nuestras propias cadenas,
nos encerramos en jaulas de oro
y gritamos a los cuatro vientos la palabra ¡Libertad!
Los que gozamos de derechos humanos
cerramos los ojos para no ver que nuestros "derechos"
son una falacia que crece y se alimenta
en la desigualdad y en la pobreza de los "sin nada",
que son muchos.
Nos rasgamos las vestiduras por las guerras y los conflitos
consecuencia de nuestros intereses,
de nuestro "status quo"
y, por otro lado,
practicamos a diario la violencia con nuestros seres más cercanos,
de palabra y de obra,
a golpe de blasfemia,
quitándole, en algunos casos la vida,
a esa persona que tanto amabamos o decíamos amar:
¡O mía o de nadie!
A mis años ya no entiendo el significado
de la palabra libertad.
En fin,
nuestra verdad es la mentira que nos creemos
o nos queremos creer,
pero no miramos nuestra sombra porque nos da miedo
e incluso en esos momentos si nos viésemos en un espejo
veríamos reflejado en nuestro rostro
el culo del diablo.
Joshua Naraim

domingo, 25 de diciembre de 2005

Feliz Navidad

*
**
*****
Quisiera
Armar en estos
días
Un hermoso árbol de
Navidad.
Y colgar, en lugar de regalos,
Los nombres
De todos mis amigos. Los de cerca
Y los de lejos. Los de siempre y los de
Ahora.
Los que veo cada día, y los que raramente
Encuentro,
Los siempre recordados, y los que a veces se me
Olvidan
Los constantes y los inconstantes. Los de las horas
Difíciles, y los de las horas alegres. A los que sin querer
Herí, sin querer me hirieron. Aquéllos a quienes conozco
Profundamente, y aquéllos a quienes apenas conozco por sus
Apariencias.
Los que me deben, y a quienes debo mucho. Mis amigos humildes
Y mis amigos importantes. Por eso os nombro a todos, a todos los amigos
que pasaron por mi vida. Los que recibís este mensaje y los que no lo recibirán.
Un árbol de raíces profundas para que vuestros nombres nunca sean arrancados
Un árbol que al florecer el año próximo nos traiga ilusión, salud, amor y paz.
Ojalá que en Navidad, nos podamos encontrar para compartir los mejores deseos de
Esperanza
Poniendo un poco
De felicidad en aquellos
Que todo lo han perdido.
¡FELIZ NAVIDAD!



Estoy de acuerdo con Agnes M. Pharo para quien la Navidad es la ternura del pasado, el valor del presente y la esperanza del futuro, es el deseo más sincero de que cada taza rebose bendiciones ricas y eternas, y de que cada camino nos lleve a la paz.

Me uno a las palabras de Hamilton Wright Mabi: “ Bendita sea la fecha que une a todo el mundo en una conspiración de amor”, pero a la vez creo, como Mary Ellen Chase, que la Navidad no es una fecha… Es un estado de la mente.

En estas fechas y en estos “estados alterados de conciencia” nos volcamos en adornos, felicitaciones y regalos. Tal vez el mejor adorno de Navidad sea una gran sonrisa y el mejor regalo que podemos hacerles a nuestros seres más queridos: nuestro amor


¡Bo Nadal e Feliz AniNovo!
¡Felices navidaes y prosperu añu nuevu!
¡Felices Navidad y prospero año nuevo!
¡Wesolych Swiat Bozego Narodzenia i Szczęśliwego Nowego Roku!
¡Zorionak eta Urte Berri On!
¡Bon Nadal i Feliç Any Nou!

Joshua Naraim Piñeiro






domingo, 18 de diciembre de 2005

La lucidez (2)


"Los coherentes son lúcidos y fuertes,
responsables e íntegros,
indomables y serios.
Fascinan y arrastran."

El Lúcido necesita descansar, detener por unos momentos el funcionamiento de su lucidez. El refugio suele ser el arte.

El arte, como el deporte, tiene su propia lógica, una convención inventada y aceptada como natural. Sigue reglas claras y precisas que son entendibles y que se pueden abarcar, comprender, modificar. Hay límites para romper o respetar. Hay una dimensión humana, acotada, imaginable.

Cuándo el Lúcido consigue meterse en esto, consigue descansar. Está metido en lo opuesto a la vida. Disfruta de una certidumbre momentánea que sabe inventada, pero puede olvidar que lo sabe. Las artes y los juegos tienen la lógica que le falta a la vida: todo está ligado, relacionado, sigue un proceso ordenado y perfecto. La causa A tiene un efecto B, se puede prever o entender.

Con un grado de conciencia infinitamente menor que el del Lúcido, el hombre común, inteligente o mediocre, siente también la atracción de estas disciplinas.

Todo es coherente; las imágenes, las sensaciones, el pensamiento. Cuando se juega o cuando se cuentan historias, todo tiene un origen, un motivo, un desarrollo lógico y una conclusión perfecta y aceptable. Desaparece la angustia que prohíbe preguntarse “¿Por qué?”. Las preguntas tienen respuesta, hay buenos y malos, hay premios y castigos, hay principio y fin, hay metas, hay resultados, hay tiempo, medidas, reglas, distancia.

Hay emoción sin riesgo, violencia permitida, muertes siempre ajenas. El hombre común siente que sabe, que es dueño de las respuestas, y aunque sea sólo por un rato y en un ámbito exclusivo, es un momento y un lugar al que se puede volver. El Lúcido sabe que es un juego que se ha permitido jugar.

Todo Lúcido disfruta observando la Naturaleza. Es otro refugio eficaz. Es lo único que lo sorprende, que lo maravilla. Percibe la lógica de causa y efecto, pero eso es todo lo que puede llegar a entender. Le alegra profundamente no saber el motivo. Porque no hay motivo. Siente al placer de no saber, de contemplar fenómenos de gran belleza, pero sin premisa, sin motivo. El inmenso placer de contemplar el absurdo en acción sin tener que hacer el esfuerzo para explicarlo, porque no existe explicación.

El Lúcido vive acosado por el riesgo de saber demasiado y por la soledad resultante de sus cualidades.

(…continuará)









sábado, 10 de diciembre de 2005

La lucidez



"Bienaventurados los que se alegran de las victorias de los demás,
porque hasta sus derrotas sabrán a triunfo."
Joshua Naraim

La libertad no es una fruta al alcance de todas las manos"
Francisco Ayala

El despertar de la lucidez puede no suceder nunca, pero si llega, no hay modo de evitarlo. La conciencia alerta lleva al conocimiento profundo del absurdo, del sinsentido de la vida, de la inutilidad de la lucha. Todo esto vive aletargado por las rutinas cotidianas hasta que algo golpea, sacude y provoca la reflexión en voz alta y la amargura o la angustia aparecen, se manifiestan. Pero para que esto sirva hay que estar ahí en el momento justo para verla y tener además el coraje de aceptarla y romper conductas, de lo contrario, todo parecerá seguir igual que ayer y que siempre: otra vez a vivir, aunque cueste, y a tratar de que no se note. Guardar la lucidez en un cajón de la mesa de luz para que no joda.

El Lúcido tiene una percepción de los hechos y un razonamiento veloz que hacen que se le revelen simultáneamente los motivos o las causas que han generado los hechos. Tiene conciencia clara e inmediata de los motores de la gente, de la mentira, de la hipocresía, de la verdad. Su visión es total: es global y detallista al mismo tiempo. No conoce la sorpresa. Como todo lo ve, puede percibir los mecanismos ocultos, desnudar los disfraces y ver detrás de las máscaras que usa casi toda la gente. No conoce el deslumbramiento que causa lo inesperado. Siente cierto placer en comprobar que los hechos sucedan de acuerdo con lo que él ha sido capaz de prever, en que todo suceda de acuerdo a lo que su intuición le insinuó. La lucidez le da la capacidad de conocer a la gente a primera vista. Casi sin cruzar palabra, la radiografía está hecha y es clara, perfecta y rara vez falla. Ésta es una cualidad involuntaria, incontrolable, instintiva, intuitiva y no analítica. No es el resultado o la conclusión a la que pueda llegarse después de una charla: es instantánea. El lúcido conoce la naturaleza profunda de la gente en fracciones de segundo. Así como cualquiera distingue el rojo del verde, el lúcido sabe si quien tiene enfrente es listo, tonto, fatuo, sensible, inteligente, genial o imbécil.

Este nivel de percepción (sensibilidad e inteligencia), recluye al lúcido inevitablemente, en un mundo propio, solitario y aislado.

(...quizá continúe...)








jueves, 8 de diciembre de 2005

Juventud (adolescencia)

"El arte es largo, y la vida corta, y la verdad muy lejana."
Joseph Conrad
Es necesario defender la adolescencia como un estado mental permanente
en el que la capacidad de crecer (y lo que eso implica) está intacta.
Adolfo Ariatarain

Los jóvenes tienen fuertes pasiones y suelen satisfacerlas de manera indiscriminada. De los deseos corporales, el sexual es el que más los arrebata y en el que evidencian la falta de autocontrol

Son mudables y volubles en sus deseos, que mientras duran son violentos, pero pasan rápidamente.

En su mal genio con frecuencia exponen lo mejor que poseen, pues su alto aprecio por el honor hace que no soporten ser menospreciados y que se indignen si imaginan que se los trata injustamente.

Pero si bien aman el honor, aman aún más la victoria; pues los jóvenes anhelan ser superiores a los demás, y la victoria es una de las formas de esta superioridad.
Su vida no transcurre en el recuerdo sino en la expectativa, ya que la expectativa apunta al futuro, el recuerdo al pasado, y los jóvenes tienen un largo futuro delante de ellos y un breve pasado.

Tienen ideas exaltadas (audaces, fuertes, revolucionarias) porque la vida aún no los ha humillado ni les ha ensañado sus necesarias limitaciones. Además su predisposición a la esperanza les hace sentirse equiparados con las obras magnas (grandes esfuerzos, grandes tareas que producirán hechos importantes y transcendentes en su comunidad o en el mundo) y esto implica tener ideas exaltadas.

Quieren más que los hombres mayores a sus amigos, allegados y compañeros, porque les gusta pasar sus días en compañía de otros. (Los hombres mayores quieren con menos pasión a sus amigos y necesitan con menos frecuencia estar acompañados: el amor por la soledad aumenta con los años.)

Todos sus errores de los adolescentes apuntan en la misma dirección: cometen excesos y actúan con vehemencia. Aman demasiado y odian demasiado, y así con todo. Creen que lo saben todo, y se sienten muy seguros de ello; éste es, en verdad, el motivo de que todo lo hagan con exceso.

Si dañan o hieren a otros es porque quieren rebajarlos, no porque quieran provocarles un daño real. Adoran la diversión y por consiguiente el gracioso ingenio, que es la insolencia bien educada.

De la "Retórica" de Aristóteles









viernes, 2 de diciembre de 2005

Dedicatoria...


A "X" -que inspiro esta dedicatoria-
y a "Mar" -por otros motivos-
,mujeres "canela"
inteligentes, actractivas y peligrosas
que corren con los lobos,
a modo de puente mágico
que separa lo que nos une
y une lo que no separa.
Joshua Naraim

"Acerqué mis labios a tus manos y tu piel tenía la suavidad de los sueños.
Algo semejante a la eternidad rozó un instante mis labios"
Antonio Gamoneda

Tu cuerpo ya no padece el pecado de la soberbia juvenil, tus medidas no están en los cánones de los 90-60-90, ideal de la belleza frívola; tu piel y tu alma tienen las arrugas que el amor y la vida han esculpido, con goce y dolor, a su paso; y sin embargo la belleza no te ha abandonado, surge como una fuente interna que te convierte en una mujer madura, atractiva, inteligente y, consiguientemente, peligrosa. Por que como dice Xosé Carlos Caneiro: “...os seres humanos, mulleres e homes, son algo máis que 90-60-90. Son caricias, bicos, abrazos, intelixencia, sensibilidade, paixón, desexo, versos, ollos de vértigo, libros, corpo sen medida. Son un bótote de menos cando non estás, aínda que nunca te vaias. Son un quérote como es, así, aínda que non sexas 90-60-90. Así. Tan libre. Rotundamente buena.” Como tú.

Y como decía Fernando Robles, en la película “Lugares comunes”:

A las pocas mujeres que conocí en mi vida, las admiré, las observé, traté de descifrarlas, pero nunca dejaron de ser un misterio. Nunca dejaron de sorprenderme…
Yo creo que lo que realmente importa es disfrutar de su presencia. No me di cuenta enseguida, pero después de un tiempito aprendí a escucharlas, a valorar los silencios, las miradas… Esos momentos en que parece que no pasa nada, y les pasa un mundo… Aprendí a respetar su intuición, su inteligencia. Y aprendí a amarlas.


¡Feliz día Bruxa!

Joshua Naraim









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