Permíteme orar,
no para obtener protección contra los peligros,
sino para afrontarlos sin temor.
Permíteme pedir,
no alivio a mi dolor,
sino el valor de superarlo.
Permíteme buscar en el campo de batalla de la vida,
no aliados,
sino propia fortaleza.
Permíteme no suplicar, temeroso, por mi salvación,
pero sí tener paciencia para conseguir mi libertad.
Concédeme que no sea un cobarde,
sentir tu misericordia en mi triunfo, solamente;
pero deja que, en mi fracaso,
encuentre el apretón de tu mano.
no para obtener protección contra los peligros,
sino para afrontarlos sin temor.
Permíteme pedir,
no alivio a mi dolor,
sino el valor de superarlo.
Permíteme buscar en el campo de batalla de la vida,
no aliados,
sino propia fortaleza.
Permíteme no suplicar, temeroso, por mi salvación,
pero sí tener paciencia para conseguir mi libertad.
Concédeme que no sea un cobarde,
sentir tu misericordia en mi triunfo, solamente;
pero deja que, en mi fracaso,
encuentre el apretón de tu mano.
2 comentarios:
No es necesario pedir lo que siempre has tenido, pero te honra.
Un abrazo, Joshua
pero deja que, en mi fracaso,
encuentre el apretón de tu mano.
El problemas de los hombres es que, convencidos de que, a Aquel a quien nos dirigimos porque queremos, o por necesidad, o por felicidad, es un puro invento, han inventado un dios a su imagen y semejanza.
Gracias, Joshua. qué bueno es leer estas cosas. Sí.
¿Estás bien?
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