sábado, 25 de junio de 2005

Versos rotos

Porque se tiene conciencia
de la inutilidad de tanta cosas
a veces uno se sienta tranquilamente
a la sombra de un árbol
-en verano-
y se calla

VERSOS ROTOS

A Latequin,
evocando la angustia
de una oscura noche de octubre del 89

(...Todo sueño se rompe al despertar.
Mi amor dormido se despierta hoy
en versos rotos)
Joshua Naraim


Hoy se me llena la vida de recuerdos.
Cinco años de ilusiones preñadas de ternura,
de desesperanzas cargadas de silencios,
de sueños que se han muerto de angustia,
día a día,
segundo a segundo,
en un lento, pero constante,
fluir hacia la Nada.


Y en el fondo del alma
la tristeza,
como un grito desgarrado que te llama,
y la angustia,
fermentada en la soledad de tu ausencia,
y el miedo,
a perderte de todo y para todo.

Y callas.
Elocuentemente callas,
Y me intimidas con tu silencio,
tan hermético,
tan tuyo,
testigo impasible del desamor
que enmudece nuestras almas,
telón de acero
de dos seres destinados a quererse
sin esperanza.

¡Si pudiera suprimir esta mesa
y abrazarte!
¿Si pudiera ...?
¡Si tú quisieras!
¡Si tú quisieras suprimir esta mesa
y abrazarme!
La mesa no sería un abismo
entre nosotros.

No sé por qué te quiero.
No tengo razones para amarte
tan sólo sueños, ilusiones, esperanzas,
decepciones, tristezas, desamores,
pero te amo sin razones razonables.

Y si pudiera olvidarte ...
¡Ay, si pudiera olvidarte!
No te olvidaría.
Las razones del corazón
no siempre tienen sentido.

Y tampoco puedo amarte sin romperme,
sin hacer daño a inocentes que me aman,
o creo que me aman.
Mi libertad tiene cadenas poderosas.
Mi amor también las tiene.
No puedo ser fiel a los demás
sin traicionarme.

Pero déjame amarte.
Déjame amarte hasta el límite de lo posible,
de la forma, modo y manera
que estimes oportuno.
Ilumina con tu luz
mi amor oscuro,
y si es posible
ámame tú también.
Comparte mi vida.
Déjame compartir la tuya,
Aunque sólo sean cinco minutos.
Cinco minutos,
tan sólo cinco minutos,
rutinarios,
sin alicientes,
sin gozo,
pero a tu lado
son cómo el sol
que amanece cada mañana
y nos alegra el día
y nos hace sentir vivos.

Y a cambio ...
¿Qué puedo ofrecerte, yo, a cambio
excepto mi amor, mi cariño
y mi incondicional entrega?
No tengo los regalos, ni las ofrendas,
ni los presentes que tu quieres.
Ni los que puedan expresar
verdaderamente lo que yo siento.
Ni tan siquiera evocarlo o recordarlo,
adivinarlo o presumirlo.

Yo sé lo que tú anhelas.
Y no puedo,
no puedo regalarte
la vida que deseas:
La seguridad
ese reino que precisas.
Yo vivo en la sombra
del amor callado.
No soy un príncipe azul,
ni tengo reino.
Mi tesoro o mi miseria
es el tiempo que te entrego
lleno de sentimiento,
de rutinas esculpidas,
de minutos hurtados
que sumados hacen horas, días,
eternidades de sufrida espera,
más llenas de ilusión que de placer,
más llenas de nostalgia que de pasión.
Vacío de todo
excepto de cariño.

Ya sólo queda una esperanza,
la dicha interna de saberme vivo,
y vivir eternamente en el amor y el sentimiento.
Todo parece y sucumbe ante la Muerte,
excepto aquello que sentimos.
Quizá en otra vida
pueda ofrecerte,
lo que en esta me está vedado.
Y quizá me aceptes,
tú, entonces.
Hasta ese momento
te seguiré queriendo,
en silencio,
es decir, gritando.

Joshua Naraim

2 comentarios:

UMA dijo...

Un hermoso tango de Gardel-Le Pera adorna este texto tan bello!Y no hay razones para olvidar, para soñar, para amar!El dìa.."La noche que me quieras
desde el azul del cielo,
las estrellas celosas
nos mirarán pasar.
Y un rayo misterioso
hará nido en tu pelo,
luciérnaga curiosa que verás
que eres mi consuelo..."lo cantaba de niña con mi padre,y ovillaba en mì la idea de un amor, de un amor amante;no puedo escoger,todo el texto me invade y me grita.Es bellìsimo, como el amor que nos hace sentir vivos...

Mar dijo...

A veces duele amar.

Me ha impresionado este poema
por tantas similitudes...

:´(

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