A Marian
"Algunas mujeres parecen ostras,
transforman sus lágrimas en joyas"
AME SU CUERPO ENTONCES
Amé su cuerpo entonces y su alma.
Su piel fue para mí la tierra firme;
la soñé como un sexto continente
no registrado en mapas todavía.
Soñé con la bahía de su boca.
Su pelo era una selva virgen
que abría su misterio mineral y oscuro.
Soñé con las ciudades de sus pechos.
Los ríos de las venas que afloran en su piel
eran rutas abiertas
a la navegación y al gozo.
Se podía viajar en su mirada.
En las blancas llanuras de sus manos
yo cultivé el maíz y buenas relaciones.
Después no pude estar sino en su cercanía.
Otto Raúl González
1 comentario:
Ais, Dios mío y: "Se podía viajar en su mirada.", qué imagen, qué maravilla, si bien... es que, puff, imposible elegir, es bellísimo todo, entero, Joshua. Y nuevamente de un poeta que no me es muy familiar; recuerdo algo suyo. ¿Lo recuerdo? no lo sé, es un recuerdo tan vago que quizá me equivoque.
Gracias. Apuntado queda :)
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