domingo, 19 de junio de 2005

Azul cobalto y oro






¿No ves que estoy creciendo,
mirándome por dentro,
buscándome en la calma?
Beatriz Rivera







Me convocas para que abra los ojos a tus ojos.
En mi voz: paisaje habitado de amapolas, Ángeles y hadas,
tu nombre flota suspendido entre cuatro vocales bajo un cielo Matisse
(puntillismo violeta, azul cobalto y oro).


Con desgana se disuelve la luz entre las gotas,
es mágica su tinta transparente: nadan sobre el papel amebas diminutas;
y me descalzo -de obligaciones-. El mundo se perderá un poema -dices-
Sonrío. ¡Que se lo pierda!:


«¿No ves que estoy creciendo,
mirándome por dentro,
buscándome en la calma?»


me sumerjo en la lluvia; buceo tu paisaje habitado de hipocampos y mimos
(sonidos de gamelán, y pastelitos de arroz para los dioses buenos),
y toda yo, yo toda, alcanzo la tierra prometida
para escuchar mi nombre:
para que me pronuncie, suavito,
el incansable idioma de tus manos.



indah



2 comentarios:

UMA dijo...

y què poca calma hay por dentro a veces, cuando urge alcanzar de su boca, de sus manos, mi nombre pronunciado como sòlo el podrìa!
Bellìsimo, y en esta mañana se me hace algo triste, por lo lejano, por lo soñado. Siempre buceando para alcanzar sus manos.Gracias Indah:)

Joshua Naraim dijo...

Veo que estás creciendo,
mirándote por dentro,
buscándote en la calma.
Y te convoco para abrir los ojos a tus ojos
y me sumergo en ti
para escuchar
el incansable idioma de tus manos.

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