martes, 11 de junio de 2013

El encuentro



Silvia Pérez Cruz y Javier Colina: "En la imaginación"

EL ENCUENTRO

Me es difícil hablarte de lo que siento contigo. Ni siquiera yo lo entiendo, acostumbrada como estoy a cagarla una detrás de otra. Lo mío nunca ha sido fijarme en los ganadores. Quizás me es más sencillo joderla para tener algo por lo que sufrir, ¿no? Ahora que te tengo… a veces no sé qué hacer con ello, te lo confieso. Creo que no me han enseñado a ser feliz. No estoy acostumbrada. Me siento mucho más cómoda en el dolor. Sin conflicto no hay drama ni historia. Eso se decía ayer en el bar frente a la cristalera. A mi gente también le pasa. Debe ser una pandemia de la que nunca hablaron en los diarios. Dicen que la gente feliz no es rentable. Estoy aprendiendo a quererte. En silencio. Acompañándote. Mereces la pena, pero sin pena. Mereces a secas me gusta más, esta vez. No todo es seguridad ni felicidad, no creas eso. Todo lo contrario. A veces me asaltan los miedos: de perderte, de perderme, de dar demasiado, de decirte lo que no debería, de no saber no engañarte, de pensar que no seré capaz de mantenerte a mi lado. Parques y paseos y cigarrillos. Tardes de cine. Me gusta sentarme en la acera si es contigo. A veces, sin quererlo realmente, se te escapa alguna intimidad y yo me siento cercana a ti. Orgullosa de ser yo con quien las compartes. Voy descubriéndote poco a poco, aunque llevemos meses follando y conozca cada centímetro de tu piel. La piel es mentirosa, como las certezas. Y yo quiero conocerte a ti. A menudo mientras dormimos me invade tu olor y me apacigua la seguridad de tenerte cerca, velando por mí. Ha tomado mucho llegar hasta aquí. Antes tuve que comprender que tu responsabilidad no ha sido nunca salvarme, ni siquiera hacerme feliz. Antes, ahora. “Todavía” es el título de nuestra canción. Aprendí a desear lo que tengo, que es duro. En mi lista de cosas importantes estás tú. Tal y como eres. Sin cambios, porque los cambios exigen y las exigencias destruyen. Tus palabras. Y tus silencios y tu comprensión. Luchar por el otro no es nada más que aprender a comprenderle. Ahora puedo, si me atrevo por fin, enseñarte quien soy. Te podré poner los títulos de crédito de La soledad del corredor de fondo y explicarte que me emociono al verlos, sin saber aún porqué. Podrás degustar mi acritud y mi inseguridad. Entenderás que no soy tan fuerte como aparento, que no me hace tanta gracia depilarme y que a menudo no sé qué ponerme para cenar fuera ni dónde tirar la basura reciclada. Sabrás que me aburre cocinar y que me encanta observarte sentada en la banqueta mientras tú cortas el queso. Prometo intentar desnudarme por dentro mientras me quedo vestida por fuera. Te leeré en susurros libros que quiero compartir. Me temblarán los labios a menudo, que lo sepas, nunca sé cómo decir las cosas cuando son bonitas. Quizás te desilusione y tú me desilusionarás a mí, pero intentaré mantener la vista en lo importante: que somos capaces de hacer listas juntos, ir al super, alquilar coches y pasear sin decirnos nada. Te explicaré que yo soy Joel y tú eres Clementine y que nuestra historia la contaron en millones de películas porque las películas siempre hablan de nosotros pero nunca entienden que entre nosotros, como somos distintos al resto, todo funciona al revés. Que empezamos por el final, follando, y que fuimos con paso trémulo hacia el principio: conocernos. Escribiré nuestra historia en un cuento que yo misma coseré para que entiendas que por arrancarte una sonrisa soy capaz de aprender cosas nuevas. Quiero que laves mi ropa sucia y entiendas que esa también soy yo. Quizás odie a tus amigos o a tu familia y quizá me dé miedo acercarme a tu mundo, no lo sé. A veces me ocurre. Intentaré no mentirte, pero seguro que lo haré, ya te lo aviso. Quiero que llueva, para poder fumar con la ventana abierta sintiéndote a mi lado. Lo de tener hijos ya lo veremos. Por ahora no me lo planteo. Quizás un trío de vez en cuando, si se nos acaba la chispa follando. Eso ya veremos. Por ahora quiero recorrerte, sin mochila, sin pasado, sólo siendo. Olvidándome de cuántas veces me han dañado y cuántas veces dañé yo. Sabiendo que hay un mapa, pero que no quiero mirarlo, porque lo importante es avanzar y descubrirte con ojos limpios. No quiero ensuciarte con mi experiencia, sería injusto para ti. Intentaré olvidarme de que somos dos manteniendo siempre la claridad de que somos diferentes. Lucharé por mis necesidades porque algo de ellas se habrá convertido en las tuyas. Quiero que fracases y que triunfes, como fracasaré y triunfaré yo. Quiero que llores, que rías, que te corras por todo mi cuerpo y que luego descanses sobre mí, suspirando. Quiero saber que el año que viene por tu cumpleaños, seré yo quien te felicite primero. Sigo teniendo miedo. Quiero decirte algo: todavía no tengo ni puta idea de qué es amar. Pero lo voy aprendiendo.


Autor: Javier Giner

(...continuará con La pérdida)



2 comentarios:

Marrubi dijo...

Me parece precioso.

Joshua Naraim dijo...

Me alegra.
Gracias por tu visita y por dejar tu huella.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails