De la totalidad, la pequeñez...
El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre
Ángel Gónzalez
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre
Ángel Gónzalez
3 comentarios:
No. Claro que no, Joshua: no lo perdemos: su poesía es de quien quiera leerla, y en ella vive. Aún así, a mí me duele imaginarme aquello que quiso decir, (y yo), y pocos, entendieron. Por ciertas razonones -injustas seguramente, es hoy cuando me gustaría haber tenido ocasión de poner mi mano en la suya, y cerrar los ojos, y sentir: sentirme viva en sus palabras. Lo lograré.
Te invito a leer un poema que dediqué en esa fecha a Ángel González. Me salió del alma y por reconocimiento a su enorme obra. Entra en mi blog
http://laantorchadekraus.blogspot.com
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