viernes, 7 de diciembre de 2007

Las lágrimas



...Porque el destino del hombre es el amor

y cada uno tiene su propia lucha y su propio camino.

Francisco Brines


Las lágrimas, como el desnudo, nos dejan un momento indefensos, sin que nos atrevamos a entrar en su territorio. Entre las lágrimas y nosotros existe la distancia insalvable de lo que, de pronto, se nos revela tan sin más cara que el espacio arde en la tensión del instante. Y sentimos el vértigo de encontrarnos a solas con la pulpa de un ser que, sin pudor, pues verdadero, se nos muestra. Las lágrimas son el cuerpo visible de lo insondable, por eso su aparición nos enmudece y nos convierte en pequeños y titubeantes servidores de lo que, tomándonos, se nos escapa. Nunca sabremos el momento exacto en que unos ojos tiemblan transparentes antes de que el rostro se nuble con una dignidad que suspende el aire. Nunca hallaremos el modo de pasar al otro lado de las lágrimas, pues nuestros pasos se adelgazarían hasta tocar el silencio azul del alma. Las lágrimas reinan siempre en un regazo, por eso se derrumban, por eso se derrumban en los brazos invisibles que detienen el tiempo, allí donde la vida cabe en la arritmia de un sofoco. Las lágrimas son turbión que deriva en una calma de infancia. El sonido de la lágrimas es el de un beso sin labios, el de un pulso de imágenes tan próximas que se quemadura las oscurece. Si una mano resbala por unas lágrimas, la caricia se vuelve firmamento. Si unos ojos miran unas lágrimas, ven cómo tiembla en el fondo un ser desligado. Las lágrimas de una madre respiran iluminadas en toda la casa. Juntas todas las lágrimas, en su rosa de niebla gira puro el corazón del mundo.

Javier Lostalé





2 comentarios:

UMA dijo...

En tiempos de mucha làgrima hay bastante de indefensiòn, hay mucho de ese desamparo de la niña que una ha sido llorando en los rincones...en tiempos de làgrimas como el mìo, en el que uno no se siente digno del desamor y el sincuidado, siempre se necesitan palabras como las tuyas, que siento que son para mi como tu abrazo, Alto Mago.
Te quiero, lo sabìas?
Bicos y ternura

Simplemente Olimpia. dijo...

Tú lo has escrito, no describe el autor la lágrima sino la emoción que fue detonante a su expresión.

Tan preciso el llanto como sentirlo, inabarcable.

De nuevo, Gracias.

Olimpia.

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