A tus ojos
He envejecido dentro de tus ojos; eras la dulzura y el exterminio
y yo amé tu cuerpo en sus frutos nocturnos.
Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro,
pero tú pesas en mi corazón y, como una miel oscura, yo te
siento en mis labios al ir hacia la muerte.
Antonio Gamoneda
Tus Ojos
Tus ojos reflejan todo el peso de la humanidad. En esos ojos tristes se cierne la gran pregunta. La oscuridad del mundo en la palma de tu mano. Temo que nunca se disipe. Ansío tu abrazo sin tiempo. Un beso que nunca vamos a recuperar. Pensé en tu piel como refugio. Tú también sabes lo que se esconde tras los muros de la habitación. Sabes que tras los muros se halla la mentira primigenia, el miedo. El miedo a la oscuridad. Un sueño me perturba por las noches. Es una niña que espera. Espera una mirada como la tuya. Espera la miseria del mundo tras los muros de su casa. Sabe que cuando se apaguen las luces todo empezará de nuevo.
Entrada la noche me despierto entre tus sombras. Sabemos que se aprende rápido a ser infeliz. Ni el sol más brillante es capaz de descender. Encajada en un pequeño rincón de cielo me siento a contemplar. Nacen las esperanzas de abarcar las nubes con los dedos. Y nada se complica más. El día que soñé que te esperaba fue terrible. El pánico a que nunca llegaras fue aun peor que tu mirada. Tu mirada parecía interrogarme. Al lanzarme a tus brazos entendí que ya no había tiempo para amarte. Que no era esa la pregunta que se dibujaba en tus ojos. Y se acabaron las oportunidades para mí. Se acabaron las oportunidades para ti. Se acabaron los gritos que se escapan por las rendijas. Esos gritos ahora se ahogan en la noche. Un llanto se esconde dentro de la almohada y allí se halla tu respuesta. La respuesta a tus ojos es todo aquello que se encuentra en las esquinas de la habitación, donde un día te sentaste a esperar un cambio. A esperar el silencio. En tu mirada ya no se halla la pregunta. Se halla un mundo escondido por el miedo. Y la niña que he sido cree amarte por todo ese dolor que se refleja en tus ojos. Por esa pregunta que se contesta de forma cruel. Por ese misterio que se esconde tras los muros de la habitación.
Minaia Llorca
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