Es difícil prever las consecuencias reales del movimiento de los "indignados", pero no es muy arriesgado suponer que va a tener un peso significativo en el porvenir inmediato de la vida española. Por lo de pronto, los partidos políticos ya han sido advertidos de que lejos de perpetuar la dignidad de la vida pública, la empobrecen, si es que en realidad no la pudren. Algo tendrán que hacer para que entre la luz en el oscuro entramado de un sistema político hermético, oscuro, a veces incluso tenebroso, en el que se perpetua una clase dirigente inamovible que se ampara en las listas cerradas para seguir en sus puestos de privilegio sin acreditar otro mérito que el discutible de pertenecer a veces a una determinada saga familiar. Por su evidente impenetrabilidad, los partidos políticos se han convertido en meros transmisores de los viejos defectos sociales de una España eternamente rancia en la que las clases pudientes evitan verse contaminadas por el aire fresco de la calle y permanecen recluidas en sus balnearios ambientes restringidos, temerosos sin duda de que la liberalización de la vida pública contamine la atmósfera de sus salones, el aire claustral y selectivo de sus casinos. Ni siquiera han conservado su dignidad los sindicatos, víctimas de una corrupción orgánica similar a la de los partidos políticos, sin duda incapaces de sobreponerse a una postración funcional a la que llegaron por su evidente falta de compromiso moral con quienes mantienen con sus cuotas a unos cuadros de mandos en cuyos comportamientos se repiten todos los defectos de la vida pública española: nepotismo, ineficacia, demagogia, flagrante desprecio por el mandato irrenunciable de las bases… ¿No parece acaso que los "indignados" hayan venido a llenar el vacío moral que dejan los partidos y los sindicatos? ¿Alguien que no sean ellos se ha atrevido en este país a proclamar la lucha frontal contra la inmoralidad social de los poderes económicos? Es evidente que los "indignados" salen a la calle motivados por la oscuridad del porvenir de millones de ciudadanos amenazados por la creciente miseria nacional. Muchos miles de ciudadanos se sienten ahora mismo amenazados por el embargo de sus salarios o de sus pisos, mientras dudan si utilizar en verano como climatizadores sus neveras vacías. Una vez que les hayan embargado el dinero y la vivienda, ¿alguien que no sean los "indignados" evitará que les embarguen también el sueño, la esperanza y el hambre?
José Luis Alvite
2 comentarios:
Veo que no eres tú quien firma este escrito, y no conozco al que lo hace, pero pocas veces he leído algo con tantísimo fundamento y bien argumentado sobre el movimiento de los "indignados" como lo que acabo de leer aquí. Lo subscribo de arriba a abajo, sobre todo un detalle que es bien triste, sólo cuando la indignación toca al estómago la gente se mueve... lo comprendo, pero indica lo pobres que somos por dentro.
Ha sido un verdadero placer llegar aquí.
Verás JOSHUA, he visto el comentario que le dejaste a nuestra querida ISLA y me ha parecido una cosa tan sentida y de verdad que me he acercado a conocerte, me gusta las personas que parecen ser así y además, que gustan de la sensibilidad y la ternura, no es nada habitual encontrar eso, ni aquí, ni fuera de aquí, así que gracias por hacerme sentir esto en tus palabras.
Un abrazo.
A ver si soy capaz de recordar el camino para volver... bueno, supongo que te encontraré en casa de ISLA :-)
Por cierto en música también coincidimos, aunque conmigo ese es muuy fácil, hay pocas cosas que no me gusten, en concreto DIANA KRALL y SARA JONES me encantan... el jazz en general me gusta muchísimo... SABINA es un grandísimo poeta de la calle ... en fin... coincidimos del todo:))
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