lunes, 4 de febrero de 2008

Fe de Vida

fe de vida
A Cris.
La prisa es una carrera hacia la muerte.
La lentitud detiene el tiempo,
ensancha el instante,
propaga la vida en armonía.


Esperar junto a este mar (en el que nacieron las ideas)
sin ninguna idea. (Y así tenerlas todas).
Ser sólo la brisa en la copa del pino grande,
el aroma del azahar, la noche de orquídeas
en las calas olvidadas.

Sólo permanecer viendo el ave que pasa
y no regresa; quedar
esperando a que el cielo amarillo
arda y se limpie de relámpagos
que llegarán saltando de una isla a otra isla.
O contemplar la nube blanca
que, no siendo nada, parece ser feliz.
Quedar flotando y transcurriendo de aquí para allá,
sobre las olas que pasan,
como un remo perdido.
O seguir, como los delfines,
la dirección de un tiempo sentenciado.

Ser como la hora de las barcas en las noches de enero,
que se adormecen entre narcisos y faros.
Dejadme, no con la luz del conocimiento
(que nació y se alzó de este mar),
sino simplemente con la luz de este mar.
O con sus muchas luces:
las de oro encendido y las de frío verdor.
o con la luz de todos los azules.

Pero, sobre todo, dejadme con la luz blanca,
que es la que abrasa y derrota a los hombres heridos,
a los días tensos, a las ideas como cuchillos.
Ser como olivo o estanque.
Que alguien me tenga en su mano como a un puñado de sal.
O de luz.

Cerrar los ojos en el silencio del aroma
para que el corazón —al fin— pueda ver.
Cerrar los ojos para que el amor crezca en mí.
Dejadme compartiendo el silencio
y la soledad de los porches,
la hospitalidad de las puertas abiertas; dejadme
con el plenilunio de los ruiseñores de junio,
que guardan el temblor del agua en las últimas fuentes.
Dejadme con la libertad que se pierde
en los labios de una mujer.

Antonio Colinas

3 comentarios:

Carz dijo...

Quizás la libertad se pierda en los labios de una mujer
-de un ser amado en su concepto amplio,
aunque sexuado-
pero se pierde a favor de tener una vida.

¿Quién podrá dudar de dar el paso?

Yo no, te lo aseguro.

Un abrazo

indah dijo...

Carz no duda. Yo sí. Qué pocas cosas me parecen inamovibles. Bah, es lo de menos. No conocía este poema de Colina. Es muy bello: Cerrar los ojos para que el amor crezca en mí (...) compartiendo el silencio, la soledad de los porches, de las puertas abiertas, etc.

¿Estás bien, Joshua?

indah

Simplemente Olimpia. dijo...

Las creencias siempre llevan al hombre al lugar que desea...incluso si es paraiso o fango.
Uno acude ante la llamada de lo que "cree" convirtiendo en realidad cualquier estancia.

Olimpia.

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