lunes, 30 de abril de 2007

Distintos



¿Será quizás el amor un estado del fuego?
Marina Tsvietáieva

Se tuvieron que conocer en un accidente. No tenían nada en común. Él, alto. Ella, baja. Él, barbudo. Ella, riquiña. Él, sin un duro. Ella, con su hucha de niña.
Los gustos eran tan dispares que más que gustos parecían disgustos. Si los ves juntos nunca pensarías que son pareja. Él viste como si Che Guevara siguiese vivo. Ella, como si en el mundo sólo hubiese boutiques. Nadie daría ni un céntimo de euro por ellos. A ella le nace un sol de risa en la boca cada dos segundos. Él no se toma de broma ni un chiste. Él cree que el mundo es un desastre. A ella los conflitos planetarios le dan igual. Sólo le interesa ser feliz de la mañana a la noche. El es incapaz de ir de un sitio a otro en línea recta. Ella es especialista en recorrer las distancias más cortas. Él cree que en el trabajo están conjurados contra su persona. Ella es el alma de su empresa, mejor que comprar flores cada día. A él le encanta el cine húngaro con subtítulos en croata. A ella le van las comedias ligeras y odia los subtítulos. Él nunca lee un libro de menos de seiscientas páginas. Se los estudia. A ella le encantan las revistas en la peluquería.

Nadie daba ni la hora por ellos, pero llevan años juntos. Misterios del amor.
César Casal

4 comentarios:

UMA dijo...

Es que juzgando a la ligera se suele ver solo 'lo inapropiado'.
Los que saben acerca del amor son los enamorados.
Tal vez digo eso porque tengo mucho que ver con la chica del relato, aunque no me gustan las revistas de peluquerìa odio que alguien opine acerca de si soy apropiada o no o si el amor que vivo serà aceptado por el tal o cual dios que tiene el que me juzga...
En definitiva, quien se cree con derecho a juzgar acerca del amor que sienten otros, nada sabe acerca del amor, o mejor, aùn no lo ha vivido.
Un abrazote, Joshua, usted sigue siendo mi Alto Mago;-)

Simplemente Olimpia. dijo...

Me sumo. a Uma en sus aseveraciones. Nadie sabe...ni piede juzgar el amor de otros.
MIlagro?, probablemente, complementareidad dirián otros.
Importa acaso el nombre que asignemos?.
Un relato entrañable.

OLimpia.

Carz dijo...

Esas relaciones suelen afincarse en la más honda ternura y en la profunda comprensión del otro. Y en la fascinación por lo contrario.

Un abrazo

Carmen dijo...

Me ha encantado el relato, y el blog en general, las frases, los pensamientos, las reflexiones, es muy grato de leer, me pasaré de nuevo.
Saludos

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