miércoles, 23 de agosto de 2006

Uno aprende...

"No pierdo el ánimo,
porque cada intento fallido que dejo atrás
es un nuevo paso adelante"
Thomas Alva Edison

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia, entre sostener una mano y encadenar un alma.
Y uno aprende que el amor no significa recostarse y una compañía no significa seguridad.
Y uno empieza a aprender que los besos no son contratos y los regalos no son promesas.
Y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos.
Y uno empieza a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes, y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo, uno aprende que si es demasiado, hasta el calorcito del sol quema.
Así uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente uno puede aguantar, que realmente uno es fuerte, que uno realmente vale.
Y uno aprende y aprende, y con cada adiós uno aprende....

Jorge Luís Borges

2 comentarios:

indah dijo...

Lo que -me parece- no expresó Borges en este escrito, bello, como casi todo los suyos, es cuántos intentos fallidos quedan ocultos en ese "Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia..."
Quizá sea que hace muchos días que estoy lejos de un teclado, y todo me parece nuevo, quizá sea que el contacto con la naturaleza nos vuelve al primigenio candor que -quiero creer- alguna vez poseyó el ser humano, pero a pesar de todo, Joshua, el estado anterior al que motiva el texto, ése en el cual, uno, aún cree en que el amor es todo, y la amistad también, incluso cree que puede recostarse y sentirse seguro junto a los amigos, todo eso que sólo puede existir antes de la 'experiencia', lo siento, al leer a Borges, como ¿ podría ser? mi Paraíso perdido. Un paraíso del cual somos arrojados cuando conocemos el sabor de la maldad :)

Me alegra mucho ver que estás bien. ¿Lo está, verdad?

PD
Impresionantes las fotografías que 'colgado'. Lo he sentido tanto. Pobre Galicia, pobre.

Mar dijo...

"Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia..."

Y a pesar de tantos intentos fallidos, querido míos, hay que dar gracias a Dios todos los días porque es un milagro sorprendente que todos los días sigamos aprendiendo y aprehendiendo. No todo el mundo está capacitado para aprender estas cosas, tan sencillas, ni para sorprenderse; ¡ah! qué fantástico es eso.

¡Cuánto me alegro de veros de nuevo!

Y cuánta tristeza me ha causado esta Galicia calcinada y roja, escondida entre humo irrespirable.
Subí a Fisterra... y no vi nada.

Volveré.

Besos a los dos.
Mar

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