Faltaba la entrañable historia navideña. Y llegó de Estados Unidos. Se llama Ted Williams y ha pasado de pedir en la calle con un letrero de cartón que rezaba que tenía un don de Dios, «una voz de oro», a ser famoso en medio mundo. Ahora le sobran los trabajos. Su vídeo es el más visto de Internet. Su timbre de voz es increíble. Pero su vida fue una suma de desastres. De triunfar en la radio al alcohol, las drogas y la cárcel. Ahora dice que nadie debe juzgar a otro sin conocer su historia: «No juzguéis nunca un libro por su portada. Hay que leer su contenido». Me recuerda al consejo de aquellos indios americanos que decían: «Nunca hables mal de alguien sin haber caminado antes con sus mocasines». Siempre hay que ponerse en la piel de otro antes de morder como un áspid. Lo que me molesta de esta historia de Ted, que tanto se parece al despertar planetario de la cantante inglesa Susan Boyle, es que son cuentos que dejan una falsa sensación, sobre todo en los jóvenes, de que en la vida no hace falta el esfuerzo. Todo es cuestión de tener suerte con el polvo instantáneo de Internet. Me alegro por ellos, pero en la vida hay que tener muy claro que solo se construye con trabajo y esfuerzo. El talento es una moneda falsa sin ellos. No todo consiste en pillar la ola buena. O corremos el riesgo de que los aspirantes a la falsa fama edredoning de Gran Hermano se multipliquen como plaga de insectos en verano.
César Casal
Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/opinion/2011/01/08/0003_8952530.htm
1 comentario:
Creo que se está desprestigiando demasiado a los jóvenes. La verdad es que si te paras a pensar un poco, internet está repleto, o más bien desbordado, de ideas, pensamientos, voces, de intenciones de todo aquel que cree tener algo que es grandioso, revolucionario o divertido. Y comparte. Y no llega más allá de donde se ha dejado. Los jóvenes han nacido en medio de esta vorágine y están más preparados para manejarla, solo con recordar un poco qué decían nuestros mayores en nuestra juventud nos da la clave.
Y el esfuerzo está demasiado valorado, el trabajo, la obligación, no son más que pautas para mantenernos ocupados y sin libertad. Pero así funciona el mundo que hemos inventado, para sobrevivir tienes que formar parte de la gran máquina, de lo contrario acabas mal, si no eres bonita olvidada, y si no te comportas como debes, desahuciado.
Un beso
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