sábado, 16 de junio de 2012

Envasando lágrimas

Gonzalo Ruíz. “Botella al mar”. Óleo sobre lienzo, 22” x 28”


Desvaneciendo la tristeza, 
el vacío y el abandono
con una copa oporto, 
una onza de chocolate 
y un poema

Si la amada desapareció,
hurtándote calor y besos,
envasa tus lágrimas en una botella
y arrójala al mar;
el amor es una simiente
que crece todos los días.

Si la pasión voló lejos de tus entrañas,
abre los ojos al mundo,
y aprende de la primavera,
que olvida la helada infecundidad del invierno
para hervir en sangre y flores
el fruto de la vida.

Si la risa se cayó de tus labios
empujada por el dolor,
no mojes torrencialmente tu pena,
espera que el nuevo día recoja tu risa
porque la felicidad es el carmín más rojo
para tus labios.

Si la amistad te apuñaló
la confianza por la espalda,
no llores por ti,
hazlo por ella.
Porque ha perdido
lo más verdadero del mundo.

Joshua Naraim


domingo, 10 de junio de 2012

La estrella de mar



En los tiempos que corren
que no falte una acción, un detalle o una palabra
que pueda cambiar el destino, el rumbo o la vida
de esa persona que nos necesita.



Había una vez un escritor que vivía a orillas del mar; donde pasaba temporadas escribiendo y buscando inspiración para su libro.
Una mañana mientras paseaba a orillas del océano vio a lo lejos una figura que se movía de manera extraña como si estuviera bailando. Al acercarse vio que era un muchacho que se dedicaba a coger estrellas de mar de la orilla y lanzarlas otra vez al mar.


El hombre le preguntó al joven que estaba haciendo. Este le contestó:
- “Recojo las estrellas de mar que han quedado varadas y las devuelvo al mar; la marea ha bajado demasiado y muchas morirán”.


Dijo entonces el escritor:
” Pero esto que haces no tiene sentido, primero es su destino, morirán y serán alimento para otros animales y además hay miles de estrellas en esta playa, nunca tendrás tiempo de salvarlas a todas”.


El joven miró fijamente al escritor, cogió una estrella de mar de la arena, la lanzó con fuerza por encima de las olas y exclamó para ésta… sí tiene sentido”.


El escritor se marchó un tanto desconcertado, no podía explicarse una conducta así. Esa tarde no tuvo inspiración para escribir y en la noche no durmió bien, soñaba con el joven y las estrellas de mar por encima de las olas.


A la mañana siguiente corrió a la playa, buscó al joven y le ayudó a salvar estrellas…


Cuento sufí

P.D.: Se necesita  "Vendedores de sueños" (pinchar y ver corto)



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